¿Magnesio líquido o calleras? Lo que necesitas saber

Cuando el agarre se convierte en el factor que decide tu rendimiento, necesitas tomar decisiones inteligentes. Tanto el magnesio líquido como las calleras tienen su función, pero no siempre son intercambiables. Si quieres evitar lesiones, mejorar tu control y entrenar con más seguridad, este artículo es para ti.

El magnesio líquido ayuda a reducir la sudoración de las manos, mejora el agarre directo y se aplica de forma rápida. Es ideal para entrenamientos con mucha barra o peso corporal, pero no protege contra la fricción. Por otro lado, las calleras aportan una capa física de protección entre tu mano y la superficie. Sirven para cuidar la piel, reducir el deslizamiento y mantener la palma libre de heridas, sobre todo en movimientos repetitivos como pull-ups, toes to bar o muscle-ups.

No se trata de cuál es mejor, sino de cuándo conviene usar cada uno. Si vas a hacer repeticiones altas en barra, como dominadas, butterfly o muscle-ups, las calleras son la mejor opción. Si haces levantamientos pesados sin muchas repeticiones de tracción, el magnesio puede ser suficiente. En entrenamientos cortos o WODs rápidos, el magnesio te ahorra tiempo. En sesiones largas o de alto volumen, las calleras cuidan tu piel y previenen lesiones. Si entrenas en exteriores o con superficies variables, usar ambos puede darte el mejor resultado.

De hecho, muchos atletas combinan magnesio líquido con calleras y consiguen lo mejor de ambos mundos: protección y agarre extra. La clave está en elegir calleras con materiales que no pierdan fricción al contacto con el magnesio. En Mad Dogs, nuestras Calleras Pro Grip están diseñadas para soportar ambos escenarios sin deteriorarse, incluso en entrenamientos exigentes y continuos.

No todos los días entrenas igual, ni todos los ejercicios exigen lo mismo. Evalúa el tipo de WOD, tu nivel de fatiga y el estado de tus manos. Alternar entre opciones no es un signo de debilidad, sino una estrategia inteligente para rendir más y lesionarte menos. Escucha a tus manos. Ellas también te dicen cuándo parar, cuándo proteger y cuándo apretar.